Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

VOLVER AL MENÚ PRINCIPAL


100122
Legislatura: 1887
Sesión: 28 de marzo de 1887
Cámara: Senado
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Bosch.
Número y páginas del Diario de Sesiones: 56, 1262.
Tema: Planes de conspiración contra el orden público.

El Sr. Presidente del Consejo de Ministros (Sagasta): Empiezo por dar una satisfacción al señor Bosch; no estaba ausente del Senado el Gobierno, si bien es verdad que no se hallaba en este sitio, porque precisamente hoy, media hora antes de abrirse la sesión, estaba yo en el Senado; y si el Sr. Bosch, tratándose de una cuestión de orden público que interesa a todos, lo mismo a S.S. que al Gobierno, hubiese tenido la bondad de advertir que iba a hacer la pregunta, hubiera estado aquí, lo cual no le hubiese quitado a S.S. nada del color de oposición que tiene su pregunta.

Conste, pues, que yo no he estado aquí porque no se me ocurría que pudiera haber ningún Sr. Senador que viniese a hacer cuestión de esos rumores a propósito de orden público; rumores a que hoy por hoy no debe darse importancia.

Ha hablado el Sr. Bosch de ciertas prisiones que se han hecho y de las cuales yo tengo casi el mismo conocimiento que S.S., por los periódicos, puesto que al parecer esas prisiones se han realizado por mandato del juez, lo mismo aquí que en otros puntos; de otras partes no tengo noticias detalladas, pero yo declaro que esto no tiene nada que ver con el orden público, que me parece que está perfectamente asegurado, sino con ciertos elementos que hay en este país que por la costumbre o no sé por qué, tienen el oficio, digámoslo así, de conspiradores, andan siempre enredando, y es necesario que el Gobierno les vaya a la mano. Esto es, ni más ni menos, lo que hay.

Por lo demás, respecto a las precauciones, yo declaro que no sé que se haya tomado ninguna en Madrid ni en provincias; no recuerda más, sino aquella vigilancia que es necesario que tengan todos los Gobiernos, y especialmente, cuando hay, aunque poco, algunos interesados en producir alarma y causar alguna perturbación. Pues para impedirlo, el Gobierno toma toda clase de medidas que cree convenientes, que es necesario que adopte y no puede menos de tomar todo Gobierno; pero de eso a las precauciones a que S.S. se ha referido, hay una distancia inmensa.

Ya se sabe por el capitán general de este distrito, que es quien las debe tomar, que no las ha tomado; y yo puedo decir a S.S. lo mismo respecto a los demás capitanes generales de todos los distritos, quienes garantizan al Gobierno una completa seguridad, en cuanto cabe la completa seguridad en estos tiempos, y sobre todo en este país, donde siempre hay unos cuantos aventureros dispuestos a promover una perturbación en alguna parte.

Declaro, pues, y en esto confirmo las palabras del señor general Martínez de Campos, que la perturbación si se produce, será insignificante, y será inmediata y enérgicamente castigada; reiterando, en cuanto al orden público, que está tan asegurado como puede haberlo estado en la época más tranquila por que este país ha pasado. [1262]



VOLVER AL MENÚ PRINCIPAL